Universitario murió el domingo tras ser embestido por un camión cuyo conductor dijo haber consumido cuatro clonazepam.
Cuatro clonazepam fue la dosis que se tomó el conductor de un camión que la mañana del domingo perdió el control de la máquina, embistiendo a un joven universitario, quien se encontraba en un paradero del Transantiago en calle San Alfonso, en Santiago.
La víctima, identificada como Cristóbal Vicuña, falleció de manera instantánea. Mientras, el conductor, de iniciales S.F.C., fue formalizado por conducción bajo la influencia de sustancias sicotrópicas con resultado de muerte. Además, según la fiscalía, el hombre se habría intentado dar a la fuga tras el fatal accidente.
El chofer arriesga hasta cinco años de cárcel, pero su caso no es poco habitual, ya que el uso de benzodiazepinas -dentro de las cuales están el clonazepam y alprazolam, entre otros- ha aumentado notablemente entre la población chilena.
Según datos del IMS Health Chile, entre agosto de 2012 y agosto de 2013 fueron vendidas 4.116.526 cajas de estos medicamentos, los que, “además de los efectos agudos como compromiso de memoria, de velocidad de reacción y de alerta, que son propios de la utilización de benzodiazepinas, tienen efectos de largo plazo que la población debería conocer y que deberían estar sometidos a un cuidadoso control médico”, detalló Luis Risco, director de la Clínica Psiquiátrica Universitaria de la Universidad de Chile.
Ante el aumento sostenido del consumo de este tipo de drogas, Senda se encuentra realizando estudios para implementar un narcotest en los controles a conductores.
Francisca Florenzano, directora de la entidad, explica que “si una persona se demora un segundo en frenar, bajo los efectos de un número importante de estos medicamentos se puede demorar, en promedio, tres segundos más, y esa diferencia de tiempo es lo que te puede dar el espacio para que un accidente ocurra”. Agregó que, de acuerdo a sus estudios, unas 120 mil personas consumen estos medicamentos sin haber sido recetados por un médico, por lo que no saben si están tomando la dosis correcta o desconocen los efectos secundarios.
Un sondeo de Senda señala que un 15,5% de los encuestados reconoció haber conducido tras consumir alcohol; un 2,8% lo hizo tras haber consumido marihuana y 0,6% reconoció haberlo hecho luego de consumir cocaína, pasta base o éxtasis.
Al respecto, Florenzano señaló que están estudiando incluir mecanismos de prevención, como los narcotest, en los controles a conductores, donde medirían las drogas más prevalentes, como cocaína, marihuana, anfetaminas y benzodiazepinas.
Explicó que esta alternativa tiene un alto costo, por lo que “como Senda, hemos tenido reuniones con otros países que están en la misma situación de querer incorporar estos narcotest, como para hacer una alianza en la compra”. Además, detalló que “estamos haciendo los trabajos ojalá para que el 2014 podamos introducir, aunque sea de manera piloto, esta modalidad de seguridad en espacios viales”.
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