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Columna Fronteras abiertas

Fronteras abiertas 

Un tema escasamente abordado en Chile es la inmigración. Aunque actualmente se debate respecto del papel de los inmigrantes en Estados Unidos, o bien en la Unión Europea. La tendencia mundial de apertura e interculturalidad ha tomado fuerza. Al respecto, nuestro país no puede quedar atrás en esta discusión y es un deber anticiparnos a ésta tendencia con responsabilidad y altura de miras.


Vicente Pérez Rosales presentó algún atisbo de apertura hacia la inmigración, lo cual permitió la llegada de colonos, quienes se asentaron en zonas como Valdivia, Osorno, Llanquihue, entre otras. Acontecimiento que forjó junto a los habitantes de la zona un lugar más próspero, en donde las tradiciones europeas y conocimiento ancestral austral generaron un importante valor para el progreso del sur. Sin embargo, a través de nuestra Historia se ha abordado someramente por las sucesivas administraciones gubernamentales. Una señal más para desnudar el letargo de nuestra sociedad respecto de algo no menos importante para el desarrollo del país.


Algunas cifras muestran que el promedio mundial de inmigración es de 3,1%, y en países desarrollados se acerca a un 10% o más. Más atrás, Chile se sitúa con una cifra de 2,5% de inmigrantes, lo que revela una baja tasa respecto al primer mundo. Es interesante entonces analizar el fenómeno progresivo que está sucediendo, en razón de que Chile ha visto incrementar la población inmigrante más del 200% en los últimos 12 años según el Cientista Político Patricio Navia. Sin dejar atrás que una vasta cantidad de inmigrantes provienen de lugares que en éstos momentos se encuentran en situación de guerra, y en Chile cooperan voluntaria y espontáneamente en esta sociedad libre.


Hoy en día tenemos menores barreras para la circulación de capital, empero con diferencias sustanciales respecto al flujo de personas debido a la extenuante burocracia y ausencia de claridad en el marco jurídico. Consecuencia de ello nuestra nación no ha presentado grandes atractivos aún para atraer —por ejemplo— gente de Europa que ha sido afectada por la crisis económica. En ello, para despejar algunas dudas que se instalan en la sociedad civil el investigador Álvaro Bellolio señala “el inmigrante tiene un nivel de escolaridad más alto que el chileno, tiene mayor disposición para trabajar, independiente del área; es más joven, tiende a tener una buena salud.”


Estas temáticas y otras más son tratadas en la reciente obra “Migraciones en Chile: oportunidad ignorada” del investigador Álvaro Bellolio junto al ex Canciller Hernán Felipe Errázuriz. Libro prologado por Álvaro Vargas Llosa en una edición de Libertad y Desarrollo junto a Fundación Hanns Seidel. Un estudio importante que da un enorme paso para desmitificar ciertos conceptos negativos de la sociedad hacia la inmigración y presentar que abrir nuestras fronteras es una oportunidad como señala uno de sus autores “Fronteras abiertas, criterios de incentivos futuros, pero también contratos más flexibles: hoy contratar a un extranjero para que venga a trabajar a Chile es muy difícil.”


Un tópico que no deja de ser controversial al paso del tiempo dado que presenta múltiples variables, y es un llamado a reflexionar sobre el gran potencial que significa atraer personas extranjeras que contribuyan a nuestro país, ya que el enriquecimiento cultural, el progreso y el manejo de diversas lenguas nos pone en el centro de una serie de nuevos desafíos para hacer de Chile un país más rico, y más humano.
Por Ciudadano Austral

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