Este año celebramos un We Tripantu distinto, no solamente porque es el primer año en el que se consigna como feriado, sino porque se da en un proceso de cambios que vive la sociedad chilena. Pronto comenzará a sesionar la Convención Constitucional, con siete representantes mapuche, en el que se redactará la Nueva Constitución. Además, que pronto comenzarán sus funciones los Gobernadores Regionales, elegidos democráticamente, sin olvidar los muchos alcaldes y alcaldesas jóvenes, como nuestra Carla Amtmann en Valdivia, que están renovando la política nacional.
Por ende, vemos que el espíritu de una nueva era, que para nosotros los mapuche representa el We Tripantu, está impregnando a todo el país. En efecto, cada vez son más los que están aceptando nuestra celebración como propia, asumiendo el misticismo que implica.
Por supuesto, nuestra intención es que no solamente se nos recuerde casi de forma folclórica cada 21 de junio, sino que se nos respete como parte fundacional de la nación chilena. Y aquí el desafío es grande. Las comunidades mapuche presentan un evidente atraso económico frente al resto de los chilenos y tenemos un conflicto que este gobierno ha querido resolver a sangre y fuego, como lo atestigua el asesinato de Camilo Catrillanca y los abusos que ha sufrido su pequeña hija, entre otros muchos episodios.
Por eso, este We Tripantu no debe ser solamente motivo de celebración, sino también de reflexión sobre lo mucho que nos falta hacer por el pueblo mapuche, del cual todos, de una forma u otra, somos parte.
