Los Ríos al Día

Chilena patenta tecnología que protege mejor a la fruta en periodo post cosecha

La protección que otorga la Patente de Invención se extenderá hasta el 19 de diciembre de 2026, por lo que la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso tendrá hasta esa fecha el derecho de uso exclusivo de la misma

Tras años de espera y luego de haber logrado en 2005 la Patente de Invención en España, la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso obtuvo la concesión de la Patente en Chile correspondiente a la invención denominada “Procesos y equipo (UCV-VK) para el control de pudriciones de frutas en post-cosecha”, desarrollado por Ximena Besoaín, profesora titular de la Facultad de Agronomía, junto a Erika Briceño y Cristián Canales, quienes anteriormente desarrollaban diversas labores en la Universidad.

La protección que otorga la Patente de Invención se extenderá hasta el 19 de diciembre de 2026, lo que implica que “nuestra Universidad tendrá hasta esa fecha el derecho de uso exclusivo de la misma, permitiendo contar con una tecnología protegida para ser transferida a la sociedad”, explicó Macarena Rosenkranz, encargada de la Oficina de Transferencia y Licenciamiento PUCV.

El haber obtenido esta patente representa una importante motivación para sus investigadores. En este sentido, la profesora Ximena Besoaín dijo que “este reconocimiento nos anima a continuar desarrollando nuevas patentes y contribuir de este modo a disminuir el uso de pesticidas, tanto en la etapa de pre-cosecha como post-cosecha y a proveer una agricultura más limpia y sustentable”.

Además, “es muy importante para nuestra institución ir aumentando el número de patentes concedidas, ya que constituye un indicador muy relevante que nos mide con nuestros pares, siendo sin duda fruto del trabajo principalmente desarrollado por sus inventores y los órganos encargados en la PUCV”, expresó Macarena Rosenkranz.

Nitrato de calcio y luz ultravioleta

La invención consiste en un proceso y equipo que estimula los mecanismos de defensa de la fruta en el periodo posterior a su cosecha, que la protege de posibles ataques de microorganismos e impide el desarrollo de enfermedades fungosas que no dejan residuos y, por lo tanto, son imperceptibles para el ojo del ser humano, pero que finalmente son transmitidas de igual forma a través del consumo de la fruta.

Esta innovación consiste en un baño y posterior proceso de secado de la fruta, que no utiliza químicos fungicidas. La fruta es inmersa en una preparación de agua caliente con una determinada concentración de nitrato de calcio, para luego pasar por un túnel donde recibe luz ultravioleta en cierta proporción, mientras el fruto va girando y recibiendo esta luz de manera uniforme.

Con esta intervención, el fruto es protegido de enfermedades típicas del período de post cosecha, como Botrytis, Penicillium, Phytophthora, entre otros, lo que va en directo beneficio de la exportación y  el desarrollo económico del país.

 

 

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