Cumpliendo el protocolo, el presidente del directorio del Servel, Juan Emilio Cheyre, envió una carta al Presidente Piñera donde dimite de su cargo en este organismo. Luego de reunirse con el directorio, el ex militar decidió dar un paso al costado, en medio de las acusaciones por el caso de Ernesto Lejderman, entregado por Cheyre a un convento luego de que sus padres fueran asesinados por militares, en 1973.
Luego de reunirse con el directorio, Juan Emilio Cheyre habría decidido enviar una carta al Presidente de la República para poner su cargo a disposición. El actual presidente del directorio del Servicio Electoral se vio envuelto en fuertes polémicas en materia de derechos humanos, esto por el caso de Ernesto Lejderman, hijo de una pareja argentino-mexicana que murieron a manos de militares en 1973.
En una declaración pública, Cheyre señaló que “he decidido presentar mi renuncia a la presidencia de su consejo directivo, esta decisión contribuye a que esta institución pueda seguir desarrollando sus actividades con normalidad, sin verse afectada por temas que le son ajenos”.
Luego, el ex jefe castrense indicó que “aún subsiste una brutal incomprensión del actuar militar, y no deseo que esa penosa realidad llegue a afectar al Ejército de Chile, al que di mi vida y busqué unirlo a los chilenos y chilenas para que fuera respetado y querido. Hago presente que mi conciencia esta en paz, y me siento libre de todo cuestionamiento legal y ético”.
En este caso, Lejderman señala que Cheyre lo entregó a un convento en La Serena. Esto luego que sus padres, el argentino Bernardo Lejderman y su mujer mexicana María del Rosario, fueran ultimados por tropas militares a sólo tres meses del Golpe Militar. Esta versión refuta la historia relatada desde el cuerpo castrense, que señala que la pareja se suicidó con explosivos.
Cara a cara en televisión
Anoche, Lejderman y Cheyre asistieron al programa ‘El Informante’ de Televisión Nacional, donde contrastaron sus posiciones respecto al crimen y posterior traslado del entonces menor de dos años. “Mi deseo y mi espíritu no son de venganza. Sólo pido que los militares responsables tengan un juicio justo”, señaló Lejderman, quien había declarado que “Cheyre cumplió la orden de llevarme al convento y la patrulla militar cumplió la orden de matar a mis padres”.
Por su parte, el también ex comandante en Jefe del Ejército, se defendió de las acusaciones, y declaró que “si hubiese sabido algo más respecto al caso de Ernesto, lo habría dicho”, y a renglón seguido apuntó que “No hay que olvidar, pero se tiene que transparentar el dolor, construir justicia. El compromiso con la verdad fue integral y para todos. Yo no omití nada al asumir responsabilidades en cuanto a los crímenes del pasado. Todo lo que pudimos saber respecto al caso en el Ejército, ha sido entregado”.
Fue ahí cuando Lejderman conminó a Juan Emilio Cheyre a “romper el pacto de silencio” en torno a este y otros crímenes de la dictadura, y señaló que “es imposible que tres militares hayan sido destinados a eliminar a dos extremistas, aquí hay una operación y él lo sabe”.