Shinzo Abe rindió homenaje "a los muertos por la patria", algo que no ocurría hace siete años, La justicia nipona condenó en 2005 los homenajes a criminales de guerra, Japón se rearma ante la creciente amenaza militar china.
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, visitó este jueves el santuario de Yasukuni en el cual rezó "simbólicamente contra la guerra", anunció la prensa del país, mientras China reaccionó con énfasis, juzgando "inaceptable" su gesto. Para chinos y coreanos este santuario es un símbolo del pasado militarista nipón. Durante esta visita, Abe rindió homenaje "a los muertos por la patria", algo que no había ocurrido desde hacía siete años.
Pekín, por su parte, consideró "inaceptable para el pueblo chino" este gesto, en su primera reacción, pero Tokio respondió inmediatamente que su objetivo no era herir los sentimientos de chinos y surcoreanos. El director general del departamento del ministerio de Relaciones Exteriores para asuntos asiáticos chino, Luo Zhaohui, afirmó que Japón "deberá atenerse a las consecuencias" por esta actitud de su primer. Añadiendo, que "ha causado mucho mal a los pueblos de Asia", a pesar de las afirmaciones de Abe.
Tokio, por su parte, lo consideró "un acto simbólico", sin la intención de provocar a sus vecinos chinos y coreanos. Abe, por su lado, declaró: "elegí este día para señalar mi primer año en el poder y reafirmar mi determinación de que nadie sufra nuevamente a causa de la guerra", afirmando no buscar herir a los países vecinos. "Estamos al corriente de que el primer ministro visitará hoy el santuario", había dicho a la AFP un portavoz de su equipo, confirmando la información brindada antes por la prensa nipona. No obstante, los servicios oficiales de Abe no harían ni hicieron ningún anuncio al respecto, explicó el responsable.
En la mañana, su desplazamiento de varios kilómetros dentro de la capital nipona fue seguido por cámaras de televisión, inclusive desde helicópteros, dado que el mismo podía provocar la ira de China (lo que efectivamente ocurrió), el gigante asiático, en momentos de gran tensión entre ambos países. Vestido con una chaqueta oscura con cuello de piel negra, camisa blanca, corbata marrón claro, y pantalón gris, Abe ingresó al santuario seguido muy de cerca por las cámaras. Lo esperaban dos grandes ramos de flores blancas con una banda con la mención "Shinzo Abe, Primer ministro". Éste rezó por los japoneses muertos por la patria en los conflictos modernos. Es la primera vez que un jefe de gobierno japonés en ejercicio lo visita, después que lo hiciera Junichiro Koizumi el 15 de agosto de 2006, aniversario de la capitulación japonesa al final de la II Guerra Mundial.
Abe se había abstenido de acudir al polémico santuario durante su primer mandato (2006-2007). Se trata de un templo sintoísta erigido en la segunda mitad del siglo XIX en pleno Tokio, con "vocación pacifista", pero en el cual posteriormente fueron inscritos los nombres de casi 2,5 millones de japoneses caídos en diferentes conflictos, pero también los de 14 criminales de guerra juzgados en 1945 por los aliados, inclusión realizada en 1978, que creó la polémica con los países vecinos. El gobierno y el Partido Comunista Chino (PCC) protestan regularmente por las visitas realizadas por responsables nipones al mismo.
La invasión japonesa a China, en los años treinta del siglo XX, provocó millones de muertos, además de las múltiples atrocidades cometidas entonces por las tropas niponas. Las relaciones entre ambos países se han degradado durante el último año a causa de un conflicto territorial por unas islas deshabitadas en el Mar de la China oriental. China envía regularmente barcos a estos islotes ubicados a 200 kilómetros al noreste de Taiwán, y a 400 al oeste del archipiélago de nipón de Okinawa, donde cada vez es más perceptible la presencia de naves guardacostas japonesas, ante el temor de un incidente bélico con su gran vecino. Sobre todo, después de que Pekín decretase en noviembre pasado una zona de "identificación aérea", que incluye la región de Senkaku/Diaoyu. Japón decidió aumentar en 5% su presupuesto militar en los próximos años, mientras China también lo hace con regularidad.
Edición 156