Opinión: Reforma educacional
“Hay una exagera urgencia ideológica en cambiar el modelo actual, sin involucrar a los verdaderos actores e imponiendo una política de slogan, que tiene como propósito hacer creer a la ciudadanía que es un buen proyecto”
Hoy el país se encuentra discutiendo numerosos proyectos de ley, destacando la reforma tributaria y la reforma educacional, los cuales tienen como propósito hacer cumplir la agenda propuesta por la actual administración, encabezada por la Presidente Michelle Bachelet.
Me detendré en el segundo y más significativo proyecto “reforma educacional”, sin quitar relevancia a la reforma tributaria, por cuanto esta supone tener una correlación positiva con los demás proyectos que necesitaran financiamiento, y que de paso, es poco claro y consecuente con el primer proyecto presentado y del cual se desprendió la discusión nacional, terminando en un acuerdo que a mi parecer es poco transparente entre la nueva mayoría y la ahora oposición quitando relevancia a los esfuerzos por presentarle el proyecto a la ciudadanía, la cual ahora desconoce sus términos y bases en las que se sustenta con sus actuales modificaciones.
Sobre la reforma educacional, hay que partir señalando que indudablemente se debe mejorar el modelo de educación en Chile, no excluyendo a los verdaderos actores, y debatiendo con seriedad, existiendo ciertos elementos que hoy se olvidan y que lo pasional termina por desvirtuar, distorsionando la realidad y el debate e imponiendo consignas y slogans que confunden a la población
El primer elemento de análisis, guarda relación con que lo privados no son un aporte en materia de educación y que estos no tienen la capacidad para generar un bien público, desconociendo su gran aporte al desarrollo del país, sin el prejuicio que se deben mejorar las condiciones legales y concordando responsabilidad entre Estado y privados, estos últimos aportando un valor agregado fundamental a través de los colegios particulares subvencionados en cuestión.
Lo segundo y más controversial, el concepto de “gratuidad”, puesto en el debate público como un verdadero dios que todo lo soluciona, situación que no es más que una consigna de carácter ideológico y que impide analizar el problema de fondo de la educación en Chile y que guarda relación con la cobertura, calidad, oportunidad de ingreso al sistema superior, y rentabilidad, lo que conlleva mejorar no solo las condiciones materiales si no que también la calidad de vida, rompiendo brechas y no postergando el futuro de los que más lo necesitan, un tema que es de amplio cuestionamiento y que en una columna no vamos a consensuar.
Lo tercero y último punto en cuestión “Estado”, ¿Es el Estado realmente el único y absoluto ente que debe manejar la educación? A mi parecer no, las formulas son diversas y debiera primar la competencia más que el monopolio absoluto, amedrentar el emprendimiento de particulares, con la estatización del sistema no permite avanzar en cobertura, ni mucho menos en desarrollo, se debe propiciar una mayor libertad a los padres y apoderados que permita la justa elección del plantel en donde sus hijos se educaran.
Finalmente es de suma relevancia informarse, debatir, discutir, pero seriamente sobre múltiples elementos que permitan mejorar nuestra educación Chilena, creando puentes de información serios y responsables y promoviendo el debate de ideas que en suma, permite incluir elementos excluidos por la ideología y los sesgos políticos.
Por Matías Velásquez Flores.