El próximo 9 de noviembre se conmemorarán veinticinco años de la caída del Muro de Berlín, se trata del día de la Libertad porque el mundo libre triunfó en el otoño berlinés sobre el totalitarismo socialista sin derramar una gota de sangre.
Recordar al Muro de Berlín implica recordar esa construcción símbolo del fracaso del socialismo que no sólo dividió a los inocentes habitantes de aquella ciudad Alemana, sino que también fue la materialización de la que es ahora una frase profética de Winston Churchil : la cortina de acero que cayó sobre Europa, separando a pueblos enteros que quedaron sometidos bajo la ideología totalitaria expresada en el eufemismo de los “socialismos reales”.
El socialismo fracasó mucho antes de la caída del Muro de Berlin, demostró su derrota en 1961, el año en que comenzara la construcción de éste; su caída simplemente fue el evento que sacó de la oscuridad de la ignorancia a quienes aún creían que violación sistemática de la dignidad humana era el camino para construir una sociedad sin clases, sometida a la dictadura del proletariado, según las termocéfalas teorías de Carlos Marx.
Desde la Revolución Bolchevique iniciada el 7 de noviembre de 1917 (Calendario Gregoriano) y por 72 años y dos días, millones de personas tuvieron fe ciega en los logros del socialismo, haciendo caso omiso a las hambrunas vividas en los territorios soviéticos en distintos años, el conocimiento del Gulag, las restricción a las libertades individuales y todo el sistema de represión que los países bajo el telón de acero desplegaron contra sus ciudadanos; sin embargo para estos fanáticos del dogma socialista, la caída del muro, el inicio del proceso de reunificación alemana y, en los años siguientes, el colapso de la Unión Soviética, fueron la evidencia que les permitió comprobar lo errado de sus convicciones.
Aun cuando desde un cuarto de siglo el mundo sabe que el socialismo en cualquiera de sus variantes está condenado al fracaso, sin embargo nuevamente en el mundo millones de inocentes continúan viviendo bajo la sombras de muros de Berlín en Corea del Norte, Cuba, Venezuela o Argentina, los cuales la historia se encargará también de derribarlos. Por otro lado, también hay muros también en la mente de muchos jóvenes, aquellos que no saben (o bien no quieren saber) lo que realmente sucedió en Europa Oriental durante la Guerra Fría.
Es probable que la efervescencia que vivía en Chile en 1989 no nos permitiera ver en perspectiva la importancia de este hecho, en aquella época nuestro país estaba en los días finales de la consolidación democrática. Pero nunca es tarde para aprender del pasado y estudiar este proceso clave del siglo pasado que nos enseñó que el miedo crea muros.
La invitación está hecha para meditar este 9 de noviembre, realizar una reflexión sobre nuestra propia realidad y estar alerta ante eventuales muros estén levantándose tanto en el mundo como en nuestro país, para oponernos a ellos para evitar que este día se convierta en un simple espejismo en la Historia.
Por Javier Silva Salas
Director de Ciudadano Austral