Escenario político: Chile y los capitalismos en Juego
Las consecuencias de los casos Penta, SQM y Caval han llegado para quedarse. Hemos sido testigos en los últimos meses de la forma ilegitima en que se ha dado la relación entre políticos y empresarios, lo que ha traído consigo un descontento ciudadano de tal magnitud, que la credibilidad de las instituciones republicanas ha decaído considerablemente.
Para muchos – sobre todo quienes tienen un pensamiento más extremista – la crisis institucional en la que nos encontramos insertos, tiene su raíz y causa fundamental en el “Capitalismo”, Pero acaso ¿habrá un solo tipo de capitalismo como sistema económico a quien atribuirle esta crisis?
El gran historiador económico Eli Heckscher en su libro “Mercantilism”, publicado en 1931 nos señala que el capitalismo tiene 2 caras y/o etapas, a saber, el “Mercantilismo” y la “Economía de Mercado”. La primera etapa, llamada mercantilismo o capitalismo antidemocrático, es aquella en la que los empresarios no compiten por los precios, ni por el favor del consumidor, sino que por el favor del gobierno. En este tipo de capitalismo la competencia se desplaza del mercado económico al mercado político, desarrollándose a raíz de lo anterior una economía privada sin libre competencia y políticamente dirigida, regulada excesivamente y manejada por quienes tienen el favor de los gobernantes.
El análisis de Heckscher proviene del siglo pasado. Sin embargo, y desde una perspectiva histórica, ya se evidenciaba esto en el siglo XVI en el contexto de la Corona Hispánica bajo el nombre de arbitrismo. Los arbitristas eran expertos en obtener favores de la Corona por sobre los demás ciudadanos comunes, muestra de aquello se da a propósito de la conquista del nuevo mundo, momento histórico en que – en términos simples – los cargos públicos de las Américas eran vendidos al mejor postor.
Países que incurren en el mercantilismo como opción institucional económica son por ejemplo: Venezuela y Bolivia, quienes han implementado economías políticamente dirigidas, lo que se refleja en una ineficiente administración de sus recursos. En dichas naciones la institución de la propiedad privada se encuentra en manos del gobierno o de quienes gozan de su favor, borrando con aquello todo signo de independencia y democracia en los mercados, pues quienes detentan el poder político también hacen lo mismo con el poder económico.
Así las cosas, si es que Chile sigue con estos síntomas y no da signos de democracia e independencia en sus instituciones a la hora de sobrellevar la crisis actual, muy pocas esperanzas le quedan de no sumirse completamente en la lógica mercantilista.
El otro tipo de capitalismo que nos señala Heckscher es: la “Economía de Mercado” o capitalismo democrático, en el que los medios de producción no necesariamente pertenecen al Estado o a quienes gozan de su favor. En este tipo de capitalismo la economía se rige por la libre competencia y el sistema económico no se organiza en función de la política, existiendo un marco regulatorio económico estable en el campo de los negocios que garantiza democracia y libertad. Aquí la asignación de los recursos se produce en el mercado económico y no en el político y los empresarios deben competir entre sí con el fin de obtener el favor de sus clientes y los consumidores, no el favor de los políticos.
Cabe concluir entonces que la Economía de Mercado se nos presenta como una sana solución por sobre las prácticas mercantilistas que no solo nos aquejan en la actualidad como chilenos, sino que han aquejado a varios de nuestros países vecinos por muchísimos años.
Alvaro Massardo D.
Analista Circulo Acton Chile
Estudiante de Derecho Universidad de Valparaíso