Por Marco Leal Ruiz, seremi de Gobierno
La semana pasada conocimos la primera condena por conducción en estado de ebriedad bajo la denominada “Ley Emilia”. En Viña del Mar, un joven conductor que atropelló a un peatón causándole la muerte, y que huyó del lugar del accidente sin prestar auxilio, fue sentenciado a nueve años de prisión efectiva.
Esta sentencia marca un hito para este tipo de delitos. Antes que entrara en vigencia la “Ley Emilia”, el conductor o conductora que causaba la muerte de una persona por manejar en estado de ebriedad, generalmente recibía penas que se traducían en firma mensual por hasta tres años, lo que aumentaba la indignación y el dolor de las familias que perdían a un ser querido en estas circunstancias.
Sin embargo, a partir del 16 de septiembre del año pasado esta situación cambió radicalmente, porque la “Ley Emilia” elevó las penas sancionando con cárcel efectiva de al menos un año a quienes manejen en estado de ebriedad y generen lesiones gravísimas como daño neurológico, invalidez, inhabilidad permanente para trabajar o amputaciones, o lleguen a provocar la muerte en accidentes de tránsito.
El Gobierno de nuestra Presidenta Michelle Bachelet, en el afán de bajar los índices de accidentes de tránsito provocados por conductores en estado de ebriedad, impulsó esta ley que lleva el nombre de Emilia Silva Figueroa, la pequeña que a principios de 2013 y con solo nueve meses de vida, murió debido a la irresponsabilidad de un chofer ebrio.
Cabe indicar que durante el año 2014 fallecieron 142 personas en accidentes de tránsito donde el alcohol fue el principal protagonista, por lo que se han acentuado las campañas de prevención para evitar pérdidas de vidas o graves lesiones que a veces dejan huellas irreparables en los involucrados.
Esperamos que esta ejemplar sentencia judicial dictada en Viña del Mar sea un llamado de atención a los conductores y conductoras a tomar consciencia de las reales consecuencias que pueden sufrir si se arriesgan a manejar con alcohol en el cuerpo.