Antes de iniciarse en política nos debemos preguntar ¿Dónde está esa felicidad? Existiendo sólo dos alternativas: en las cosas o en la personas.
Durante estos pocos meses nuestros sueños de ver al político como aquel hombre cercano, inteligente y republicano se ha mezclado con una incertidumbre general en la cual están presentes casos de corrupción, tráfico de influencia, y una serie de irregularidades, algunas amparadas por la ley y otras sencillamente de carácter delictual.
En este sentido quienes creemos en la política como aquella actividad que permite transformar a la sociedad y los políticos como aquellos que nos representan en esta democracia moderna, desde proyectos ideológicos en mayor o menor medida, vemos como actualmente esa actividad noble se nos derrumba.
Ahora bien no basta con reformas estructurales y que guardan relación con leyes y reglamentos si no que es necesario ir más allá. Es sumamente importante someter a rigurosos exámenes sicológicos a los actores políticos, entre otros; más que mal las ambiciones, el descontrol, lo irracional han sido claves para la destrucción de la humanidad en tiempos pasados y en la cual muchos no estamos dispuestos a entregar fácilmente para ver como unos pocos destruyen lo que muchos apreciamos.
Por Matías Velásquez Flores.