Hoy, cuando nuestro país sufre una de las más grandes pandemias de su historia, nos detenemos a reflexionar profundamente sobre la fragilidad de la vida, y como esta ha afectado e impactado nuestro día a día y por ende, la regular ejecución de actividades que año tras año tradicionalmente se desarrollaban al interior de las Fuerzas Armadas. Una de éstas y tal vez la de mayor relevancia es el “Juramento a la Bandera”, ceremonia militar que se lleva a cabo en todo el territorio nacional, cuyo objetivo es rememorar un hecho sublime de nuestra historia militar, el que inmortalizó la vida de 77 jóvenes chilenos al mando del Capitán Ignacio Carrera Pinto un 9 y 10 de julio de 1882, en el pueblo de La Concepción, ubicado en la sierra peruana. Este hecho, ha quedado grabado a fuego en el corazón de cada soldado, ya que en su rezo, lleva plasmado el compromiso sublime de “dar la vida si fuese necesario” en post de los ideales de nuestra patria y por ende de sus compatriotas, legado que cobra fuerza cada vez que nuestros soldados ponen a disposición todas sus capacidades para hacer frente a alguna emergencia, buscando proteger al que más lo necesita.
Pues bien, este año se llevará a cabo esta ceremonia militar en la intimidad de los cuarteles, sin la presencia de padres y familiares de los jóvenes soldados que sin duda alguna le da un mayor realce a tan importante ceremonia militar. Independiente de esta situación, el juramento de servir fielmente a su patria, llegando a dar la vida si fuese necesario, resulta estar más vigente que nunca y arraigado en nuestros corazones. Es por ello, que haciendo eco de la vocación de servicio y amor a Chile, herencia de nuestros soldados de antaño, sus 45 mil integrantes distribuidos a lo largo del territorio nacional, han volcado sus esfuerzos y han dejado atrás sus intereses personales y familiares, incluso poniendo en riesgo muchas veces sus propias vidas, para contribuir al control de este invisible adversario que tantas vidas ha cobrado a cientos de compatriotas.
Lo anterior se hace visible en los más de 475 días de patrullajes diurnos y nocturnos en las regiones de nuestro país, en el control del toque de queda, en el traslado de elementos, en la distribución y custodia de cajas de ayuda, en la construcción de hospitales de campaña, en la cooperación en la seguridad en el pago de pensiones, en la habilitación y equipamiento de establecimientos vinculados al área de la salud, en la sanitización de hogares, en los operativos de apoyo a la comunidad entre otros. En fin, en tantas actividades que han hecho visibles el amor inquebrantable de sus soldados hacia su patria y sus habitantes.
Finalmente, cabe destacar que este juramento hoy se consolida y se hace plausible en cada una de las actividades de control y apoyo a la población, siendo fruto de años de historia y preparación de sus integrantes, herencia de una institución nacida con la patria que busca mediante la entrega desinteresada de su personal, poder hacer frente a tan devastadora pandemia, y al rememorar tan importante gesta heroica del Ejército, como lo fue el Combate de la Concepción, cuyos corazones de sus héroes se encuentran depositados en una cripta de mármol al interior de la Catedral Metropolitana, nos invita a cada uno de los soldados de la patria a renovar este compromiso de entrega, sacrificio y cumplimiento del deber, rindiendo un justo homenaje a los soldados que han perdido la vida en el cumplimiento de esta tarea.
Teniente Coronel Raúl Inzunza Contreras
Oficial de Operaciones Cuartel General